El cliente concibió la reforma de la cocina de su vivienda como un mirador que aprovechara la orientación sur de la misma, ubicada en la misma fachada que la puerta de acceso principal, a la que se dotaría al mismo tiempo de un zaguán de entrada apto para un pequeño invernadero en este chalet adosado de la sierra madrileña. Además de la obra de albañilería que supuso la ampliación de la cocina antigua, incorporando el anterior y oscuro tendedero,  se trazó una cubierta de vidrio laminar seguridad Stadip, un cerramiento de aluminio lacado blanco con hojas oscilobatientes y cuerpos fijos combinados, y una nueva puerta exterior, todo ello con retícula de barrotillo inglés.

Como resultado de la intervención, se obtuvo un espacio que conecta con la naturaleza, abierto a la luminosidad de la mañana y a los cielos estrellados que ahora forman parte de la decoración natural de esta cocina con vistas.